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viernes, 13 de septiembre de 2013

MODOU KARA FAYE

El poeta de 17 años de edad Modou Kara Faye, recitando su poesía en el II Foro Social de las Artes (Valencia, 2003), el mismo año de su muerte. Fuente: artículos de Enrique Falcón.


AL RECUERDO DE MODOU
Porque creo que hay personas que aunque hayan tenido una vida breve, han llenado de gloria y belleza el tiempo de sus días; porque con muy poco, algunos han llegado lejos y merecen nuestro recuerdo y el honor de nombrarlos; porque hay vidas, que en su brevedad se hacen infinitas y dejan un legado que nos hace ser mejores, y nos deja ese sabor a humanidad...

Hoy quiero hacer un pequeño homenaje a un joven poeta senegalés, que llegó a mi tierra con apenas 16 años y murió cuando sólo contaba 18. Yo no lo conocí personalmente, supe su historia por un tema de oncología del hospital de Alicante. 
Son esas historias de vidas, una de tantas que pasan desapercibidas y que cuando las descubres te hacen ver la vida de otro modo. Quizá, a pararnos más en otros, a no pasar de largo ante las caras sobre todo de la emigración, porque detrás de cada persona que deja su país, hay una historia de vida que si no sabemos comprender, al menos sí debemos respetar.


MODOU KARA FAYE

Modou Kara Faye (1985-2003) fue un joven escritor senegalés, que escribió toda su poesía en Alicante, y en lengua francesa. Llegó a España con sólo 16 años tras tener que emigrar a nuestra tierra por razones económicas y políticas. Pudo así reencontrarse con su padre y que le amputaran la pierna derecha, ya que padecía un cáncer que se le había extendido a otras partes del cuerpo, mas en su lucha contra el dolor y la enfermedad escribía poesía del alma, de una belleza poco común. El cáncer se lo llevó a la edad de 18 años y dejó tras de sí una de las obras poéticas más impresionantes que se han escrito en tierras valencianas con apenas doce textos.
Con un legado tan corto, pudiera parecer nada, mas hemos de detenernos en estos versos para comprender ese espíritu noble que albergaba en su interior la poesía de Madou, buscando las razones para unir al humano bajo este mismo solar de estrellas, fuera de odios y diferencias, porque justo ellas son las marcas que nos unen. 

Él no quería publicar su obra, su humildad era grande, más pienso como aquellos que le conocieron y que han hecho por su difusión y que debe ser leída para que no mueran sus palabras, pero sobre todo, para admirar la amplitud de su corazón. Es sin duda una hermosa esperanza.


Dejo aquí el enlace del artículo de Enrique Falcó, donde cuenta cómo lo conoció y cómo le comunicaron su fallecimiento
(…) Recordarás a Modou, y la fuerza de su poesía. Es duro comunicarte su muerte. Y sin embargo me queda un poso de paz. En estos dos años pasó de dejarse morir a querer vivir, de verse reducido a la impotencia a aumentar su autonomía. Albergaba sueños y se mantenía lúcido acerca de sus posibilidades. Durante el verano se puso al servicio de la Cruz Roja, para atender a los viajeros argelinos en el puerto de Alicante.



Tuvo la bondad de sus palabras para esta obra, Virgilio Tortosa con un epílogo que comienza diciendo esto:


"Desde fuera de Occidente, se dice, sólo es posible contemplar —por más que se mire— globalización. La mirada errática del sur, acostumbrada a mirar hacia arriba, no se permite otro paisaje sino el de una barrera invisible (cuando no física) conformada por la argamasa de la exclusión. Desde ese paisaje resulta curioso el testimonio poético legado por un joven senegalés que pasó por la experiencia de la emigración y el conocimiento de ese mundo que se quiere vanguardia de la civilización y ejemplo de no se sabe qué modernidad. Sin embargo, la mirada extranjera se convierte aquí en motivo de celebración en su más amplia extensión". 

He elegido tres poemas, como muestra de los doce que componen su obra, traducidos del francés. 

EL MUNDO ES INFIEL A MIS SUEÑOS
Nada más que gaviotas sangrientas
golondrinas enlutadas
Nada más que buitres de fuego
Pero el amor tan testarudo
Me lanza violentos guiños
Y en el fondo de las promesas
Axilas ambarinas
Noches locas como el deseo
Pero a pesar de las presas fáciles
Paso mis noches lejos de las estrellas
Puesto que sé que la luna no vela por doquier
Las risas infantiles ni las alegrías de hombre
Debo todavía alzar corazones arrodillados
Hablar a los cuchillos de odio
Andar sobre los corazones levantados
Gritar al sol que caldee el camino de los inviernos
Acallar el aullido de las fieras
Hermanos míos, permanecemos en la alucinación
Busco el gentío del mundo
Pues es menester que el mundo se dé la mano
Allí donde la soledad nombra el vasto desierto de la fraternidad
Y tantas veces rehago el recorrido del desastre
Herido en la lengua y con el alma sangrante
Sosteniendo entre mis brazos pueblos vanidosos
Pueblos autoproclamados ombligo del mundo
Pueblos autoproclamados dios único del mundo
Pueblos autoproclamados raza escogida del mundo
Yo soy de un pueblo ebrio de universalidad
Animado de comunión y que comparte el mundo
Mas no el único poseedor de la tierra
Y si quiero cantar, quiero llorar
Me hacen falta otras coplas otros hermanos
No sé si tendré con qué alimentar mi voz