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domingo, 24 de octubre de 2021

SUBI AL CIELO A ROMPER

 

Imagen del film: "War Horse" (Caballo de batalla), 2011. Dirigida por Steven Spielberg. Basada la novela homónima del escritor Michael Morpurgo, publicada en 1982. Historia de amistad en tiempos de guerra (I Guerra Mundial). Nominada a 6 Óscar de la Academia. Bélica, Amistad.

"Éramos numerosos en la nave;(...)

Y yo, con descuidada confianza

cantaba para aquellos pasajeros".

Alexandr Pushkin


Subí al cielo a romper


Subí al cielo a romper, sobran

muchas cosas —me dije—.

El sapo que escupió al Nacimiento,

la sombra que aplastó el Ideal,

la cruz que clavó en el pecho

de Tierra el largo sufrimiento

de la guerra, sin más explicaciones.



Las cúpulas de oro esclavizado,

las fronteras destierros,

los ojos despiadados de los cepos.

El amargo destino de los perros...



Y fui y rompí el cielo, y cayeron

todas las preguntas atrapadas,

y todos los corderos degollados.

Se abrieron los vestales, y cayeron

los velos de las diosas inmortales

con todas sus Venus, Afroditas.



Cayó una tormenta silenciosa detrás

de una garza carbonizada por un rayo,

y todos los sueños de las aves, 

y todos los pañuelos de las manos...



Y todas las mañanas que no fueron,

deshechas de esperas, cayeron;

las piedras arañadas de silencio,

las mentiras arrugadas de los tiempos,

los remos insondables de Caronte.



Lloró el cielo grandes rompimientos, días

desaprovechados con su traje sin estrenar;

bellas miradas de los ojos que quedaron atrás,

y todos los caballos de batalla con su alondra

salvaje y sus potrillos de viento...



Lloraba lo maldito, lo innumerable,

después de un día de muerte precipitada;

dioses diminutos y dioses gigantescos, lloraban...

Lloraron los cielos lágrimas de arenas,

los anillos de Saturno, lloraron con toda su melena...



Cayó mi nacimiento y mi primer juego

en la orilla de las palabras aún sin porvenir,

mi dolencia errante y su raíz...

Cayeron las letras de mi nombre

y toda la nostalgia que bebí.



Después todo fue nieve y alas ingenuas

sobre mi corazón, algo cansado... ¡Tal vez el pájaro

del árbol donde anidé, me llevaría con Él!

Subí al cielo a romper.

🍀🍀🍀

Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!    

Note: Queridos lectores, amigos que me leéis con tanto cariño, gracias por estar ahí, sois mi impulso. Este poema lo escribí hace un tiempo, después de venir de un lugar donde el sufrimiento solía empezar bien temprano en la mañana, con el primer sorbo de arroz... El mundo se riega con lágrimas y persiste en la audacia de no dejarse morir. De vez en cuando nos canta una canción, y nosotros, agradecidos, bailamos... Y aprovechamos el momento. Porque puede que mañana ya esté lejos... Por cierto, a mí me encanta bailar y cantar. Es una costumbre heredada de mi padre; él nos levantaba en la mañana siempre cantando. Nuestros desayunos eran muy musicales. 🎶💃🕺Yo hago lo mismo con mis hijos ( mon mari, lo lleva con resignación 😅). Algunas veces él me hace los coros y la música chocando las cucharas sobre la encimera, o el hervidor... ✨Por supuesto se unen todos los habitantes de la casa, incluida nuestra perrita Lúa ¡Guau!🐕😅🤦‍♀️ Nos reímos mucho con mis chapurreos de letras en idiomas imposibles, y con esas risas matutinas, nos olvidamos de quejarnos de la vida o del tiempo...  Cuando era niña me sentía siempre triste; en mi adolescencia tenía tristeza crónica y no sabía porqué... Cuando tenía quince años estuve muy enferma y morí, pero resucité; al poco tiempo murió mi padre y entonces supe de verdad lo que era estar triste por un motivo. Aprendí un lección de vida. Desde entonces aparto a la tristeza haciendo mucho ruido, cantando o bailando o recitando poemas... Y funciona. Desde el trayecto desde mi casa al trabajo o a donde vaya, voy corriendo y suelo perderla de vista. Y pensándolo bien, estar viva es un regalo, lo celebro. Algunos años después, en los voluntariados que hice en África y otros lugares, comprendí la importancia de amar la vida. Conocí dolores desnudos luchando por vivir en corazones ya desahuciados, y aún ganaron la batalla a la tristeza. Siempre recuerdo a esos héroes cuando me asusta el camino... Y por eso canto  🎶 Mes amis, chantez, riez, vivez la tête haute et l'envie de fleurs, elles arrivent toujours, arrivent... 🙋‍♀️🌹📚🪁🎵 Mi cariño a #LaPalma . No me olvido de vosotros. 🌋😘

Amo a #Zaz y ella lo sabe...

viernes, 10 de enero de 2020

UNA VEZ TUVE UN CUENTO

Imagen del film: L'odeur de la papaye verte (Mùi du du xanh) 1993.
Director: 
Tran Anh Hung. Coproducción Vietnam-Francia.
Premios en el Festival de Cannes: Cámara de Oro y Premio de la Juventud.

 Entonces pude oír
pequeños latidos... 
Dulce es la vida si prestas atención.

🌸🌸🌸
Una vez tuve un cuento

Mañana, mañana...
Harán tu cuna en los albores
las mariposas blancas.
Y arrullarán tu nuevo nacimiento
los cantos nacidos
de tus pequeños brazos.

Una vez tuve un cuento
viviendo en mi casa.
Fue un regalo inesperado
que me trajo un relámpago.

Creció como crecen
los cuentos ideales,
con un poco de aliento
y dos gotas de agua.

Descubrí una mañana
que tenía una hoja,
que se hizo una rama,
que se hizo un gran árbol
lleno de palabras...

Era un cuento animoso                                    
desbordante de vida,
y fluía en su frente
un párrafo infinito.
!Las colinas lo amaban¡

Se alejó por diciembre
a encontrar su camino,
porque él era un cuento
de esos de andar por tierra.

Una vez tuve un cuento
que buscaba ser libre,
alcanzar la belleza,
el poblar de los libros...

Hace poco lo vi
al volver de una calle,
iba absorto en sus cosas
mirando a los tejados.
Llevaba letras rotas,
un verbo descosido...

“¿Dónde vas cuento mío?
¡Cuánto tiempo sin ti!
No pareces mi cuento...
¿No te sientes feliz?”.

Y al mirarme, sus ramas,
deshojaron dos versos,
y al revuelo del viento
se abrazaron a mí.

⭐⭐⭐

Clarisa Tomás Campa.  © All Rights Reserved.
(Poema publicado en el libro:
 "Donde los puentes se alzan". Letrame editorial,  diciembre 2017).
Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

J’écris pour ne pas crier... Poema que fue publicado en este blog en fecha 12/12/2015. Lo publico de nuevo y supongo que muchos de los que me leéis, sabéis el porqué.
El poema aparece en el libro: Donde los puentes se alzan, pág. 74.
Escribo para no gritar, para ocupar el silencio que llora el mundo.
Grâce à vous, chers lecteurs, je continuerai à écrire, publier... 🙏💚🌿🐾😉📚

jueves, 6 de junio de 2019

SOLO EL VIENTO Y LA OLA

Les Quatre Cents Coups (Les 400 coups). Los cuatrocientos golpes.
Es un film de 1959, ópera prima del director francés François Truffaut.
Drama. Nouvelle vague. Película de culto. Adolescencia. Enseñanza.
Una batalla cautivadora entre la nostalgia
 y la anarquía, según Eric Henderson: Slant. 

Ven, ven, huyamos quietos como el amor”...
Vicente Aleixandre.


Solo el viento y la ola


Solo el viento y la ola
que empujados ascienden
en las bocas saladas,
en espacios dolientes,
saben qué es la fatiga
cuando el agua se agolpa
asfixiando presentes,
fulminando las horas
entre arenas molidas,
sobre espaldas de rocas.


Solo el viento y la ola
agitados de aceros,
empapados de orillas
saben de almas fugaces
que jamás fueron tierra.
De las almas que buscan
ciegamente una aurora,
un destino sin aire
donde el viento y la ola,
no derramen su sangre.
💧💧💧

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.


Antoine Doinel (Jean - Pierre Léaud) en "Les 400 coups".

Fuente:https://es.wikipedia.org/wiki/Los_400_golpes



Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

Reconozco que el cine siempre ha sido para mí una fuente de inspiración. Admirada por su belleza, desde esta orilla, dejo unos garabatos.  
Poésie vivante en mouvement!

lunes, 17 de abril de 2017

CANCIÓN DE LA CALLE MUDA


Imagen: Cidade de Deus (Ciudad de Dios), 2002. Director: Fernando Meirelles.
 Novela: Paulo Lins.
Drama basado en hechos reales en suburbio de Río de Janeiro. Cine de culto.

Calle de la distancia,
calle de la hora puesta,
  donde el sol se apresura
ebrio de realidades...

Canción de la calle muda

Las cosas que he visto
aún tiemblan en mí.
Tiempo fugitivo
detrás del vivir,
dolor indecible
sobre el manantial,
ternura oprimida
queriendo escapar.
Aurora indeleble
sobre aquel rosal,
los brazos del viento,
tu rostro al pasar.

Las cosas que he visto
aún duelen en mí.
La flor ignorada
sobre el adoquín,
un techo vencido
y un triste reloj;
tu cuerpo pequeño
pisado y sin voz.
La sombra y la ruina
peinando los ojos,
y un sol de reojo
cruzando la esquina.

Las cosas que he visto
aún tiemblan en mí.
La vida escondida
temiendo salir,
la rama quemada
y el aire de luto,
codicia, cloacas,
cortinas de humo.
Penachos de estrellas
buscando el fulgor,
almas errantes,
los hijos de Dios.

*****

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved. 

*****
Gracias, lectores. 🙏
Merci beaucoup à tous!

sábado, 23 de julio de 2016

CUANDO SEAS NATURALEZA...

Imagen del filme: L'Ours (1988), del director Jean-Jacques Annaud. ¡Belleza!


"La belleza es la vida,
cuando la vida descubre
su rostro angelical y sagrado".
Khalil Gibran.

Cuando seas Naturaleza
sabrás cuánto duele la vida,
cuánto mata el derrumbe
en un día cualquiera de ruinas.

Nada la sangre sobre las tejas,
apenas levanta la cabeza
ya es hundida de nuevo
 en el sangriento combate arrollador.

Bulle la sangre,
sangra y se desliza
desde la raíz diminuta
hasta la hoja que acaba dando tumbos
en las profundidades.

Se derrama la sangre,
inundan los festejos con ella,
y baja al redondel y se pierde...
Vuela la vida blanca,
en las vallas cuchillas,
en los saltos de muerte.

No hay nada que detenga el estoque
sobre el pecho del día ingenuo,
pero él surge ilusionado, alentado
por los cantos que rumorean...

Y retumba la sangre
en su febril galope, dentro de la boca,
y allá donde lo breve se diluye.
Y vuelve el acero cargado con su azote
para agujerear los brotes
y secar los pequeños instantes
donde el alma resbala y se hace agua.
¡Agua, agua!... ¿Saciarás la sed de matar?

Cuando seas Naturaleza
sabrás cuánto sufre Tierra,
cuánto duele el núcleo y el átomo.
Cuando nazcas en jaulas
y te arranquen los ojos,
sabrás cuánto duele un silencio,
cuánto quema el tronar de los voceríos.

Cuando seas corteza
sabrás cuánto duelen las manos,
cuánto sufren los pies y los brazos,
cuánto duele la boca;
cuando quieras alzarte y no llegues,
cuando quieras correr y no puedas;
cuando intentes hablar y te rompas,
cuando mueras de sed y sin voz.

Ten valor, blanca rama,
que has nacido escondida
entre el pecho de la cumbre,
ten valor cuando llegue
la fiesta de los taladores.
Ten valor, pequeña luciérnaga,
cuando te abrume la sombra feroz.

Ten valor, abedul prisionero,
cuando lleguen los fuegos
y destruyan la luz de los bosques...
Ten valor, inocente quejido...
Tú que sufres el daño fatal
y el constante sangrar y el castigo,
un consuelo ha de darte la vida,
de algún modo tendrás libertad.
Amapolas del valle: ¡volad!

Y caerá de nuevo
la nieve en las mejillas,
sonrosadas estampas
dibujarán los astros con sus dedos,
y sobre los párpados ya idos,
besos marineros endulzarán
lo que deja la espuma...

Amanecerán otras auroras sublimes
para acunar las pequeñas tristezas
que vienen y van por las venas del aire,
y se llenarán los mares de azucenas
con las llamas desprendidas de la sangre...

🌱🌱🌱

Clarisa Tomás Campa. © All Rights Reserved.

Este poema nació de una experiencia singular en un día lluvioso, los tejados rebosaban animales deshechos y flores tristes.  Naturaleza se rebeló con señales de agua, imagino... Algún día quizá me atreva a contarla. 


lunes, 23 de diciembre de 2013

ALAS DE UTOPÍA

Imagen del film: "Las nieves del Kilimanjaro". (2011). Director: Robert Guédiguian. Drama social. Basado en un poema de Victor Hugo, titulado: "Les pauvres gens".

CUENTO: ALAS DE UTOPÍA


El año dos mil trece fue un año muy malo.Vi morir a mucha gente en todo el mundo, vi crecer las desigualdades y ahora, éstas, forman la montaña más alta sobre la tierra. ¡Oh, Himalaya helado! ¡Karakórum muerto de frío!.
Y vi a la mentira caminar sobre tacones de aguja, por los pasillos de la Justicia, sin justicia alguna; y por los tribunales innombrables, de toda clase e índole parecida, entre las doctas doctrinas anacrónicas, fundamentos feudales, salones de Pilatos, semillas de diablos, mafias de corruptelas, señores de la guerra, señores de los bajos fondos monetarios, señores que abren y cierran las verjas, con su feudos de riquezas, con sus descabelladas ignominias, aplastando como aquel Atila, cualquier brizna naciente. La mentira altiva, la vi viviendo entre sus adornos, presumiendo en las testas huecas y en las cadavéricas ideas. Un carnaval de fanfarrias, un ensayo circense con mártires desnudos, un baile infrahumano, pisoteando a la agónica dignidad y a la inocencia, mientras cuatro jinetes apocalípticos cruzaban la tierra...
Y vi un mar embravecido atizar a la tierra, mientras la tierra se quejaba y se quebrantaban sus cauces; mientras se quemaba su flora, se aniquilaba su fauna, se rompía su equilibrio. Y vi las guerras de siempre con sus zarpas, y a las nuevas guerras proliferar en todas partes, mientras los poderosos se repartían esclavos; y vi a la violencia solícita, levantar su cola de serpiente y dejar su rastro...

El corazón se ha quedado mudo. La tierra está llena de corazones mudos, flotantes, invisibles a la opulencia; invisibles a los edificios hechos con sangre y llenos de riquezas.
Son corazones invisibles a esos que ríen desde sus atalayas; ésos que llevan al desahucio a miles de corazones desamparados; ésos que enferman a sus hijos con regalos manchados con el llanto de otros niños, mientras roban el pan y los salarios; ésos que acaparan privilegios, y viven en sus paraísos, mientras besan a santos y tapan la boca del hambriento con un credo. ¡Falsía de los tiempos!
Yo he visto convertirse a un hombre en monedas, literalmente; otros, en lujosos brillantes; algunos, por la boca y los ojos les salían billetes escupidos y enrollados, cual bola de estiércol de escarabajos peloteros.  Y he visto el helor en las caras de los gobernantes. Sí, creo que en el año dos mil trece, comenzó una nueva glaciación; ésa, que los visionarios venían anunciando desde hacía tiempo.
El año dos mil trece fue el peor año sobre la tierra, y tristemente, la tísica conciencia enmudeció. Ése, fue el signo que indicaría lo peor de esta era glacial. Conciencia muerta: mundo sin Ley.
Es cierto que ha habido otros tiempos anteriores muy malos, pero nunca moría del todo la esperanza, y al siguiente año, brotaba algo de conciencia. Pero el año dos mil trece, fue también el año de la desesperanza, de la conciencia muerta, y su semilla ya no se encuentra. Será difícil poder sembrar sin ella... 
Todo fue corrupto. Todo fue perdido. Murieron ¡muchos!. Muchos niños, muchos perros, muchos árboles, muchas flores...
Ahora, que nos aproximamos al año venidero, leo a los viejos maestros, y realmente todo estaba escrito. El visionario intuía este desorden sin conocimiento, el asalto a toda bondad de la vida, el estrepitoso derrumbe del sentido común. La era de los "pies descalzos".

Hoy, sin más aviso, una parte del cielo se desplomó de golpe. Hay un gran boquete sobre el techo del mundo y creo que los que van descalzos, ya no tienen estrellas que les alumbren en su negro caminar. Todas han caído.
Como podemos, algunos, arrastramos viejas esperanzas utópicas, soñando aún con lo indeterminado, con aquel cuento no escrito, a ver si de tanto anhelar, llueven rosas; rosas misteriosas, con aroma a pan de miel...  La utopía tiene los días contados (cuentan los apocalípticos), pero yo me rebelo y rebelo. La palabra es mi aliada y aún espero rosas.

Sufro una crisis de existencialismo en medio de una enfermedad incurable y bastante común: fiebre de incomprensión.
Me siento como aquel niño que agoniza de hambre, mientras su madre aún lo acuna y le estira los huesos, y él, sólo ve a otros niños que ya no tienen madres cómo son devorados por los buitres, mientras sus ojos aún no se han cerrado. ¡Ven dulce sueño!, cierra mis ojos...
Sufro el despojo de la dignidad, la absoluta inclemencia, la desilusión de la vida que se marchita sin una respuesta, sin un alcance, como un punto de luz en un cielo distante...

Tantos huérfanos viajeros sin lugar en la tierra, porque otros así lo han decidido. Porque nuestra heredad nos han robado, y los dirigentes de las patrias nos han abandonado a esta suerte de los que van descalzos. Codicia y avaricia de los que roban todo; de los que han despojado a los niños de su cielo y sus alas.

Hoy atenazan con fuerza una vergüenza errante, y, una impotencia grande. Gente sin techo vaga... Pero los niños sin tierra, los desheredados han comenzado a contar de nuevo la historia, y escriben en la tierra sobre el barro, con sus pies desnudos, con sus manos de claveles y rosas. Quieren escribir su cuento, oír otro cuento, vivir otros finales. Los descalzos del mundo se han aliado, tejen escaleras y trenzan razones. Se han propuesto subir muy alto, más allá de los cielos de "Cazador". Y Orión les espera con su flecha de luz.  Y hasta las piedras se visten con chispas de colores y simulan ser estrellas.  Las raíces del mundo quieren brotar de nuevo, han de brotar. Brotarán. 
Mientras los "ajenos" al mundo viven sus historias teatrales, cantan sus mentiras y se consumen en sus vanidades, los descalzos del mundo, han subido a las nieves del Kilimanjaro, y él, se derrite, se derrite... 
Mañana se asomarán a un ventanal del alba, desde allí, han decidido lanzar cartas y una rebelión de palabras que harán sus peticiones, a esos transeúntes celestes que pasan lejanos al final de cada año, y que son navegantes de los cielos, reyes magos sin magia, que solían repartir bondades y zapatos llenos de esperanza, allá en otros tiempos. Todos saben, que aquellos cuentos de camellos cruzando el desierto y renos remando por los cielos, los inventaron los pobres que habitaban en las tierras sin nada, para calzar sus noches descalzas. Todos saben, que por la tierra de los descalzos, hace siglos no pasan, y que el señor Consumo Global, acaparó toda su carga de solidaridad y la llevaron a otros paraísos terrenales privados. Pero ellos también saben, que las acciones conjuntas generan fuerza; que los cambios ocurren, cuando se da la vuelta. Que solidaridad es la raíz de la Tierra. Que todos los descalzos del mundo, unidos, si fijan su mirada en el cielo, harán que lluevan rosas.
Y este empeño contagia, la utopía persigo. Miro por mi ventana: pido unas alas...

Del libro de cuentos y relatos "Ojalá lluevan rosas", por Clarisa Tomás.

NOTA:
La película "Las nieves del Kilimanjaro" de Guédiguian, no tiene relación con la película dirigida por Henry King en 1952, basada en una novela de E. Hemingway y que tiene igual nombre.  La obra de Guédiguian está basada en un poema de Víctor Hugo, titulado “La pobre gente”, y que él adaptó el final poético (de forma libre). El poema relata la historia de un matrimonio con cinco hijos y pocos recursos económicos para sacarlos adelante. A pesar de ello, cuando una vecina madre de dos niños muere, el matrimonio los adopta, ya que se han quedado totalmente solos. Esa grandeza de la gente pobre, muy pobre, se refleja en esta película, y que su autor ha sabido trasladar al mundo contemporáneo, abordando problemas sociales del momento actual, en la idea de que: "La esperanza está en la reconciliación de la gente pobre". Una ventana a la posibilidad de ser felices, aún en la pobreza, porque ser pobres no significa ser miserables. Los problemas sociales y la solidaridad entre los trabajadores ha sido una constante en las obras de Guédiguian. Su talento creativo lo basa en un pensamiento de Jean Jaurés: "Comprender lo real para ir hacia lo ideal". De ahí, que en sus obras, los problemas sociales suelen tener relevancia.

Fragmento I del poema de Victor Hugo: "La gente pobre"
Es de noche. La choza es pobre, aunque segura.
Sombrío es su interior, mas algo se percibe
que irradia entre las sombras de su oscuro crepúsculo.
Redes de pescador cuelgan de sus paredes.
Y al fondo, en un rincón, una vajilla humilde,
encima de un arcón, destella vagamente,
y una gran cama adviértese, echadas sus cortinas.
Cerca, un colchón se extiende sobre unos viejos bancos,
y cinco niños sueñan en él como en un nido
de almas. El hogar donde unas llamas velan
alumbra el techo oscuro, y una mujer, de hinojos,
la frente sobre el lecho, reza y piensa, agitada.
Es su madre. Está sola. Blanco de espuma, afuera,
contra el viento, las rocas, las sombras y la bruma,
el torvo Océano lanza sus oscuros sollozos.

Gracias, lector. 📚🙏